Author : Covington Harold Armstead
Title : Nuestro socialismo
Year : 2015
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Esta semana voy a hablar de algo que parece ser causa de inquietud y curiosidad; ese algo es por qué usamos el término socialismo en el nombre de lo que es nuestro partido y cosmovisión: el nacionalsocialismo. En honor a la verdad, el uso de tal palabra no suele preocupar en el mundo de hoy tanto como hace varios años, cuando había más elementos conservadores en el movimiento, pero todavía pasa. Aún hay personas a las que la palabra socialismo les sugiere visiones del Kremlin y son incapaces de abandonar esta idea, aún cuando es completamente incorrecta. A consecuencia de esto, hay gente que, ocasionalmente, se rasga las vestiduras y nos tacha de comunistas. Pero existe una razón muy clara de por qué esa palabra forma la segunda parte de nuestro nombre. En primer lugar, trataré de explicar que hay muy diferentes clases de socialismo. Probablemente, os será más familiar el tipo conocido como comunismo, formulado por el judío Karl Marx a mediados del siglo XIX. Tenemos una versión apacible, la socialdemocracia, aquello que aquí, en América, denominamos liberalismo; los principios son los mismos; básicamente, los liberales son auténticos marxistas sin el valor de atenerse a sus convicciones. Se puede decir que los liberales son marxistas descafeinados. Después, están las variadas y extrañas versiones ultra-izquierdistas del marxismo, como las puestas en práctica en Corea del Norte, la China comunista, Perú, etc. En su mayoría, los muchos tipos de las así llamadas filosofías socialistas no son, en realidad, más que alguna variante del marxismo. Por ese motivo, el nacionalsocialismo difiere de todas ellas, ya que nuestro socialismo no se basa en los escritos del judío Marx, sino en el carácter de nuestra raza aria. El socialismo marxista o comunismo es, en esencia, la otra cara de la moneda del capitalismo, en torno a lo cual he disertado con anterioridad. Al igual que el capitalismo, el marxismo sostiene que el hombre es fundamentalmente una unidad económica de producción y consumo, una pieza en el engranaje de una gran maquinaria, pieza que precisa ser alimentada, lubricada, mantenida y, luego, desechada cuando ya no pueda cumplir más con la función asignada. Sí, sé que he dicho esto antes, y, posiblemente, algunos de vosotros ya estéis aburridos del tema, pero voy a empecinarme en repetirlo, pero no hay lección más importante para vosotros que aquello que respecta al carácter de la sociedad actual. El nuestro es un combate dilatado en el tiempo de la espiritualidad y el idealismo contra el materialismo y las dos fuerzas que han determinado el siglo XX y que en buena medida aún controlan nuestro destino: el comunismo y el capitalismo, ambos filosofías profundamente materialistas. Y es aquí donde el nacionalsocialismo difiere enormemente de los dos: el nacionalsocialismo se basa en el hombre, mientras que éstos se basan en la materia. En todo caso, para regresar a la cuestión central, nuestro socialismo no es materialista ni económico. Se basa en el hoy casi obsoleto concepto de deber social, la idea de que ningún hombre es una isla y junto a derechos, todos tenemos deberes y obligaciones para con nuestra comunidad, cultura y la estirpe en que hemos nacido. Esta idea solía estar comúnmente aceptada y nadie la cuestionaba; ahora, ha desaparecido virtualmente de nuestra vida nacional. Nuestro socialismo enseña que hay algo más importante en la vida que la frenética persecución de trozos de papel verde y la seguridad y el placer que esos trozos de papel pueden proporcionar. Nuestro socialismo es el del hombre que no se sienta a mirar como arde la casa de su vecino y que lo ayuda a apagar el fuego. ...
Havell Ernest Binfield - The ancient and medieval architecture of India
Author : Havell Ernest Binfield Title : The ancient and medieval architecture of India Year : 1915...